El 14-24 de agosto, cinco personas de Tierra Nueva II, Guatemala visitaron a su iglesia hermana Sta. Juana de Arco. En la misa del 23 de agosto, los delegados compartieron sus experiencias y reflecciones en la misa.
En el blog de la delegación y el álbum de fotos se encuentran fotos y reflexiones de cada día.
Buenos días, la paz de Dios esté con nosotros. Nuestra comunidad nos eligió para participar en esta delegación. Tenemos trabajo, tenemos nuestras familias, pero aceptamos. Sentimos un llamado de Dios y ahora estamos felices porque hemos compartido experiencias muy buenas.
En esta visita de 10 días, lo que más nos ha impresionado es la solidaridad que tienen para los demás. Ustedes nos inspiran al ver que están llenos de amor, que responden a la reflexión Bíblica – dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, en todos los sentidos – físicos, espirituales, psicológicos.
Admiramos sus proyectos comunitarios, como la marcha por la paz, la ayuda a gente sin casa, su sistema de reciclaje, y sus alianzas con otras iglesias. Se nos humanizó la situación de los migrantes al escuchar de una señora que reparte agua a los que cruzan el desierto. También aprendimos sobre la vida de nuestros hermanos indígenas Lakota – vimos el liderazgo que están tomando en defensa de su pueblo. Qué bueno que se lucha por la justicia.
Y nos divertimos también. Fuimos a una cabaña. Llovió todo el tiempo y no pudimos meternos en el lago, pero se sentía la hermandad entre las dos comunidades. Jugamos billar por la primera vez, Julie nos demostró sus habilidades en Twister, aprendimos ejercicios especiales, y bailamos. Entre las risas, platicamos sobre los movimientos por la paz en nuestros países.
Se dice que la fe sin obras está muerta. Para nosotros esta experiencia aumenta la fe porque se ven los sacrificios que hacen. Todo ser humano llevamos la idea de ayudar al prójimo, aunque seamos pobres. Es como cuando vino Jesús y se quitó los zapatos para dar a una persona descalza, tenemos que repartir lo poco que tenemos. Tenemos que dejar nuestro orgullo y lo que nos divide. Cuando fuimos a Panes y Pescados Móviles para repartir comida a la gente necesitada, a veces las personas decían esto no, por si otra persona lo necesite más. A pesar de su pobreza, tienen el espíritu de compartir, conocen el amor de Dios.
También, Mary Johnson nos contó su historia, como fue asesinado su hijo y como ella formó un lazo fuerte con el asesino. Ella está fortalecida con Dios y sabe cómo escuchar la palabra de Dios. Al encontrarse con ella uno entiende la gracia de perdonar – perdonar es una gran acción transformadora. Nos impactó que ella ayuda a muchas personas a sanar las heridas del odio y la sed de venganza.
En la escuela de teología en nuestra comunidad hay un lema – la fe se estudia, se vive y se comparte. En esta delegación la estudiamos desde su contexto de vida, estamos viviéndola y la compartiremos – aquí en la misa y después en nuestra comunidad. La fe está en todo lo que vivimos, pero como no la hemos estudiado, no la vemos a veces. Si hablamos de Guatemala, nosotros también hacemos labor social en la comunidad, solo que las acciones se dan desde sus contextos de vida. No tenemos camión para ir a repartir los panes, pero lo podemos hacer de otra forma.
Lo que hemos vivido en la delegación nos fortalece, por medio de compartir la fe y nuestra clase de vida social, cultural. Intercambiamos con las culturas Ojibwe, Lakota, Afro-Americana, Sta. Juana de Arco, guatemalteca urbana y rural – cuando llegan de aquí para Guatemala también. Así estamos cada día más humanizados.
Agradecemos a nuestra comunidad por habernos elegido y les agradecemos a ustedes por la hospitalidad de las familias, el comité, y toda la iglesia. Los invitamos a todos que se suman al hermanamiento y las misiones de la iglesia, y los que puedan los esperamos en Guatemala para la delegación del otro año. Nuestra esperanza es que este hermanamiento siga creciendo y floreciendo.
La fe y la esperanza de cambiar el mundo nos unifican – un mundo más humano sí es posible.
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