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Por Karin Grosscup
Delegada de Sta. Juana de Arco que visitó a Tierra Nueva II en 2017.  Se puede leer más reflexiones en inglés en el sitio de Sta. Juana de Arco y ver fotos de la delegación en Flickr.  Las lecturas mencionadas son del 5 de febrero de 2017: 1 Corintios 2:1-5 y Mateo 5:13-16.

Para empezar, quisiera agradecerles por su espíritu de generosidad al recibirnos, convivir con nosotros, y guiar nuestro camino. Hemos sentido su amor y protección cuando hemos compartido con sus familias y su comunidad. Es una experiencia increíble poder caminar por la calle, sentir una conexion con nuestras familias hospedadoras y hablar con miembros de su comunidad que se acercan para darnos la bienvenida.

Venimos como Pablo, en la lectura de Corintios de hoy, con debilidad y temor, con conciencia de las disparidades en el mundo y las injusticias de nuestro gobierno. Pablo llegó a Corinto para difundir la noticia de Jesús y creo que llegamos aquí para recibir el
amor de Jesús, compartiendo nuestras vidas y dejando que el poder de Dios nos toque.

Somos personas diferentes cuando salimos de su comunidad. Nos sentimos humildes por el coraje, la gracia y la dignidad de las personas que hemos conocido especialmente al llegar a comprender como las injusticias económicas afectan a las personas que queremos. Salimos con gratitud y un profundo respeto por todas y todos.

Nuestro tiempo en Guatemala ha incluido muchas visitas a los monumentos de las personas que fueron asesinadas por defender la justicia. Fuimos a Santiago Atitlán donde los mayas fueron masacrados debido a los sistemas de opresión.  Vivimos en un mundo interconectado.

Lo que les sucede nos afecta y lo que pasa con nosotros les afecta tambien. Sólo podemos dar un paso a la vez.  Sin embargo, cuando nos conocemos, nuestros corazones están conectados y empezamos a ver cómo nos afectamos unos a otros. Me parece que es por eso que los Evangelios siempre nos llaman a hacer la justicia. Cuando hay reciprocidad en nuestras amistades, la luz de Dios brilla.  Comenzamos a ver otras posibilidades mientras comemos juntos, nos reímos juntos y lloramos juntos.

El Evangelio de hoy nos recuerda que somos la sal de la tierra. La sal da sabor a nuestra comida, así como conserva. ¿Cómo sazonamos la vida del otro? La sal de nuestras lágrimas nos une ya que sea por tristeza o por alegria. ¿Y qué es lo que estamos conservando para el futuro? Nuestro viaje a un centro de permacultura maya nos recordó lo importante que son nuestras relaciones en la creación de un mundo que prosperará. Fue una experiencia impactante ver cómo la biodiversidad de Dios es esencial para la salud de nuestra tierra. Aprendimos de la cultura maya y el cuidado de la Madre Tierra. Vimos tambien un guia para nosotros como seres humanos, para convivir juntos con la diversidad y para hacernos más fuertes. Mateo nos recuerda de esto hoy cuando dice hagan brillar su luz delante de todos. Estamos agradecidos a todas y todos en Tierra Nueva II – han fortalecido nuestras luces para que brillen con mas fuerza.