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Esta carta de Vicki fue leída por su hija AnnaLisa Nash en la celebración del 25 Aniversario de Iglesias Hermanas en Minneapolis, Minnesota, el 15 de noviembre 2013
¡Un saludo a todos reunidos en esta ocasión muy especial!
Mi corazón está con ustedes, aunque estoy afligida por no poder estar presente para este evento importante, pero estoy feliz de que mi iglesia de West Fargo está bien representada. Nuestra iglesia tiene un hermanamiento con Tierra Nueva Uno fuera de la Ciudad de Guatemala. Estoy especialmente contenta de que mi hija, AnnaLisa, esté presente para ofrecer mis saludos y pensamientos. Sus experiencias con Iglesias Hermanas en Guatemala durante la escuela secundaria tuvieron un impacto inconmensurable en su fe y le dieron una perspectiva global que da sentido a su vida hasta hoy.
A menudo hablo sobre la “visión tan chiquita como un guisante”, que fue la semilla para crecer Iglesias Hermanas, y salió de un encuentro casual entre Richard Fenske y yo. Participamos en un evento nacional de ministerio social, y compartimos nuestras experiencias personales muy similares en América Central y México. Combustible para el fuego provenía del Espíritu de Dios que ardía en nuestros corazones, como resultado de nuestros encuentros con muchas personas marginadas y oprimidas que habían sufrido por la injusticia. Nos reunimos con el Señor a través de las personas con las cuales nos encontramos, no muy diferente de aquellos en el camino a Emaús, cuando Jesús caminaba con ellos. Ustedes recordarán la historia: mientras se encontraban y compartían las Escrituras con Jesús en el camino, los hombres dijeron unos a otros: “¿No ardían nuestros corazones? ” cuando hablaban de su caminar con Jesús. Dick y yo nos sentimos ese tipo de incendio en el interior que provenía de nuestros caminos distintos que habíamos caminado con los pobres en el sentido material – quienes eran ricos en el sentido espiritual – personas que compartían la Escritura con nosotros, ayudándonos a ver a Jesús en maneras nuevas y poderosas .
Tanto Dick como yo éramos personas imperfectas con poco conocimiento acerca de cómo iniciar un movimiento, el movimiento en que se está convirtiendo Iglesias Hermanas. Estábamos ciegos a tantas cosas, pero con el tiempo esta visión nos fue revelada cada vez más a través de los que se unieron con nosotros. Nuestra única experiencia era de hablar de nuestras historias de cambio personal. Simplemente, le invitamos a la gente a “venir y ver,” creyendo con todo nuestro corazón que en las formas en que fuimos transformados espiritualmente, otros también podrían convertirse en benefactores a través de sus propias experiencias.
No sólo fue una visión de “guisante,” pero era una visión torcida también. Lo que motivó a la visión Iglesias Hermanas al principio era la esperanza que otras personas de los Estados Unidos que viven cómodamente con una base financiera sólida experimentarían el tipo de cosas que habíamos experimentados, y entonces tal vez podrían guiar a otros en esta visión de cambio personal. La vimos como una manera de crear conciencia entre la gente de los Estados Unidos para que pudieran hacer preguntas difíciles dentro de sus comunidades de fe y plantear preguntas a los líderes políticos y legisladores para comenzar a trabajar para el cambio sistémico. Nunca consideramos la importancia que estas relaciones tendrían para los que vivían su vida cotidiana al borde de la sobrevivencia. En realidad, nuestro caminar con los pobres en el sentido material dio dignidad a ellos, y juntos nos transformamos en algo nuevo.
Richard Fenske murió repentinamente en 2003. Compartí una escritura en su funeral de Isaías 43:19: “Yo estoy por hacer algo nuevo: ya está en marcha, ¿no lo notáis?” Dick captó la visión y vio el “algo” que comenzaría a hacer cosas nuevas, la novedad de la mente, la novedad del corazón, la novedad de vida – todo lo que se crea mediante la construcción de relaciones y al caminar al lado del otro como personas que ofrecen la dignidad y el amor el uno al otro. Y no sólo Dick y yo teníamos la sensación de que algo nuevo sucedía, pero otros la tenían también.
Llamamos a los miembros de la primera Junta Directiva del Norte y se volvieron apasionados de la visión, y luego reunimos un grupo de gente que hizo la primera visita de la delegación en 1989 a UPAVIM. Y siguió adelante bajo el liderazgo forcejeo, nuevo personal y nuevas delegaciones.
Iglesias Hermanas era nueva en muchos sentidos, aunque en muchos aspectos, no era tan nueva. Porque desde tiempos inmemoriales, caminando juntos con los demás, con la tierra, con Dios ha sido la manera de construir puentes y crear lo nuevo. Veinticinco años más tarde, todavía estamos haciendo algo NUEVO mientras continuamos fortaleciendo la que existía antes, con esas relaciones construidas a lo largo de muchos años.
En abril de este año viajé con algunos de la Junta del Norte de Iglesias Hermanas y el personal y otros en una delegación a El Salvador y Guatemala. Asistí con ellos al Encuentro del Sur en una aldea que Dick y yo visitamos por primera vez justo después de que los miembros de la comunidad habían hecho el largo y peligroso viaje, desafiando la muerte, desde el exilio a la repoblación de su propio país. No había ninguna infraestructura en ese entonces, y dirigentes elegidos en la comunidad estaba soñando sueños acerca de su nueva vida. Miles hicieron el viaje de regreso a su patria de El Salvador – cientos de personas murieron en el proceso. Pero allí estaban en el 2013, después de tantos años, con una infraestructura impresionante, incluyendo escuelas, hermosas iglesias, jardines, parques, salones de belleza, un periódico y una estación de radio, comedores y mucho más. Su visión prevaleció y tenían todo el derecho de estar orgullosos de cómo llegaron tan lejos en su sueño de plenitud en la comunidad con una vida mejor para sus familias y sus hijos.
En la clausura del Encuentro del Sur compartí la historia de cuando recibí una cruz típica salvadoreña que me dieron los miembros del campamento de refugiados Fe y Esperanza. Eso fue en 1984, y cuando la cruz se colocó en la mano por una chica joven, el Director del Campamento pidió que cada uno de nosotros llevara sus voces y dijera a los demás cómo Cristo estaba siendo crucificado a diario en su pequeño país. Durante los 29 años que siguieron, traía esa cruz conmigo mientras contaba las historias que cambiaron mi vida, y compartía historias sobre la vida de estas mismas personas y que tan difícil era su viaje.
Había tirado esta cruz en mi maleta al último momento, justo cuando salí para El Salvador y Guatemala en abril del 2013. Mientras le contaba mi historia a la gente en el Encuentro del Sur, y en especial a la gente de Guarjila, esta cruz en mi mano, las lágrimas comenzaron a fluir. Cuando terminé mi relato, el líder de la comunidad, Carlos, dijo lo importante que era para ellos saber que sus historias se habían compartido durante todos estos años, y dijo que sabe que es la solidaridad y el acompañamiento de su hermanamiento y otros que les dan la energía y el coraje para seguir adelante con sus sueños de construir un lugar seguro para vivir, para criar a sus hijos, y para adorar a su Dios en medio de su lucha diaria por vivir en la esperanza, y para sobrevivir.
Carlos afirmó a mí en maneras nuevas y refrescantes de qué se trata Iglesias Hermanas. Dios hizo algo nuevo en el principio, Dios continuó el crecimiento, y continua haciendo las cosas nuevas todos los días – en sus vidas, en nuestra vida juntos en el Cristo que nos dio la buena noticia del Evangelio.
Repito de nuevo la escritura de Isaías: “Yo voy a hacer una cosa nueva. ¿No la percibes?” Qué cada uno a su manera y en nuestros propios caminos de fe sigamos esperando y buscando lo nuevo, que no dejemos de renovar y hacer nuevas las cosas de Iglesias Hermanas – y luego que vivamos en esa promesa de Apocalipsis 21: 5: “He aquí, yo HAGO nuevas todas las cosas.”
Que Dios le bendiga a cada uno en sus propias llamadas y caminos, en sus momentos difíciles y sus tiempos buenos, sus momentos de duda y sus tiempos de fe. Dios dará forma a todos en algo nuevo, si usted percibe que es así.
¡Qué disfruten la celebración y que sigan adelante por muchos años más!
Con muchos abrazos,
Vicki Schmidt
Co -fundadora , Iglesias Hermanas
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